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miércoles, 11 de febrero de 2015




El autismo es un espectro de trastornos caracterizados por un grave déficit del desarrollo, permanente y profundo. Afecta la socialización, comunicación, imaginación, planificación y reciprocidad emocional, y se evidencia mediante conductas repetitivas o inusuales. Los síntomas son la falta de interacción social (muestran dificultad para relacionarse con otros niños de la misma edad, poco o nulo contacto visual, evitan el contacto físico, no responden al ser llamados por su nombre, no tienen lenguaje y si lo tienen presenta alteraciones), las estereotipias (movimientos repetitivos), poca tolerancia a la frustración, risas o llantos sin motivo aparente, presentan hiperactividad o son muy pasivos, no hay juego simbólico, carecen de juego creativo. La mayoría de estos síntomas pueden aparecer al año y medio de edad, comenzando con retrocesos en el desarrollo del niño.

Aunque el Trastorno por Déficits de Atención e hiperactividad no está incluído dentro de la clasificación, consideramos que muchos de los niños que lo padecen, tienen características atípicas propias del autismo, con lo cual  se benefician de las mismas metodologías de tratamiento.


Todos estos trastornos tienen en común alteraciones que aparecen a temprana edad en las áreas del desarrollo como el lenguaje, la conducta y la interacción social con diferentes grados de severidad pero con las mismas implicaciones biológicas.

La idea surgió hace 5 años como respuesta ante la gran cantidad de casos diagnosticados con estas condiciones, especialmente con el trastorno autista. Hace 10 años se registraba un caso por cada 10.000 niños nacidos. La estadístia actual es de un caso por cada 100 niños nacidos. 
En vista del aumento de casos, las investigaciones también se han centrado en el tratamiento. Actualmente, el modelo de tratamiento integral se basa en la premisa de la detección temprana, ya que se ha comprobado que tratar a los niños a ese nivel produce una evolución satisfactoria.
Este protocolo consta de un abordaje médico, nutricional, psicopedagógico, de lenguaje, de terapia ocupacional (integración sensorial) y familiar. 


Es importante destacar que el abordaje médico-nutricional debe ser el inicio del tratamiento. Por ejemplo, la modificación de aspectos relacionados con alimentos que conforman la dieta reporta mejorías entre 60% a 80% en los síntomas conductuales. Una vez que el niño ha recibido este tratamiento se podrá observar el efecto de las terapias posteriores.
¿Cómo saber si mi hijo tiene autismo?

Si su hijo presenta dos o más síntomas descritos a continuación es necesario que lleve a su hijo a una evaluación, ya que puede tener algún tipo de Trastorno del Espectro Autista:


Lic.Betsabeth Franco De Tovar