El autismo es un espectro de trastornos caracterizados por un grave déficit del desarrollo, permanente y profundo. Afecta la socialización, comunicación,
imaginación, planificación y reciprocidad emocional, y se evidencia
mediante conductas repetitivas o inusuales. Los síntomas son la falta de
interacción social (muestran dificultad para relacionarse con otros
niños de la misma edad, poco o nulo contacto visual, evitan el contacto
físico, no responden al ser llamados por su nombre, no tienen lenguaje y
si lo tienen presenta alteraciones), las estereotipias (movimientos
repetitivos), poca tolerancia a la frustración, risas o llantos sin
motivo aparente, presentan hiperactividad o son muy pasivos, no hay
juego simbólico, carecen de juego creativo. La mayoría de estos síntomas
pueden aparecer al año y medio de edad, comenzando con retrocesos en el
desarrollo del niño.
Aunque el Trastorno por Déficits de Atención e
hiperactividad no está incluído dentro de la clasificación, consideramos
que muchos de los niños que lo padecen, tienen características atípicas
propias del autismo, con lo cual se benefician de las mismas
metodologías de tratamiento.
Todos estos trastornos tienen en común
alteraciones que aparecen a temprana edad en las áreas del desarrollo
como el lenguaje, la conducta y la interacción social con diferentes
grados de severidad pero con las mismas implicaciones biológicas.
La idea surgió hace 5 años como respuesta ante
la gran cantidad de casos diagnosticados con estas condiciones,
especialmente con el trastorno autista. Hace 10 años se registraba un
caso por cada 10.000 niños nacidos. La estadístia actual es de un caso
por cada 100 niños nacidos.
En vista del aumento de casos, las
investigaciones también se han centrado en el tratamiento. Actualmente,
el modelo de tratamiento integral se basa en la premisa de la detección
temprana, ya que se ha comprobado que tratar a los niños a ese nivel
produce una evolución satisfactoria.
Este protocolo consta de un abordaje médico,
nutricional, psicopedagógico, de lenguaje, de terapia ocupacional
(integración sensorial) y familiar.
Es importante destacar que el
abordaje médico-nutricional debe ser el inicio del tratamiento. Por
ejemplo, la modificación de aspectos relacionados con alimentos que
conforman la dieta reporta mejorías entre 60% a 80% en los síntomas
conductuales. Una vez que el niño ha recibido este tratamiento se podrá
observar el efecto de las terapias posteriores.
¿Cómo saber si mi hijo tiene autismo?
Si su hijo presenta dos o más síntomas descritos a continuación es
necesario que lleve a su hijo a una evaluación, ya que puede tener algún
tipo de Trastorno del Espectro Autista: